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ARCHIVO FÍLMICO

INVESTIGACIÓN | Archivo Fílmico UC | Aproximaciones a la representación audiovisual universitaria 1964-1977

Archivos teatrales en la Colección EAC

Felipe Blanco

Cine y televisión con énfasis dramático

La interrelación entre las tres disciplinas que conformaron el foco de la Escuela de Artes de la Comunicación permitió -desde lo que compete a la producción audiovisual-, la creación de un volumen importante de material que tuvo como objetivo visibilizar el trabajo creativo de los estudiantes de teatro y la producción dramática institucional.

Coherentemente con las necesidades de difusión y también con las expectativas expresivas de los alumnos de la EAC, parte de la producción de los estudiantes se volcó hacia el registro de las obras ya sea en el formato de clips promocionales o en la modalidad de registro y síntesis de obras, además del desarrollo de productos dramáticos para la televisión.

Este último formato cobró vigor a partir de fines de los sesenta impulsado por la vocación académica y cultural, foco importantísimo en la aún incipiente parrilla programática de la televisión pública. El Canal 9 de la Universidad de Chile, específicamente, llegó a producir obras de teatro adaptadas exclusivamente para ser televisadas en vivo y para ello contó con equipos estables de, entre otros, actores, vestuaristas y escenógrafos.

En el caso de la Universidad Católica, ya desde los tiempos del Instituto Fílmico se tendieron puentes hacia el registro de la actividad teatral que, en ese momento se concentraba en la sala Camilo Henríquez, en calle Amunátegui, y más tarde en el Teatro de la Universidad Católica en calle Jorge Washington.

Sin embargo, en los tiempos del Instituto Fílmico los lazos más persistentes no estuvieron ligados exclusivamente a la efervescencia del Teatro de Ensayo, sino también a la compañía Ictus, para la que se realizaron síntesis y pequeñas transposiciones de algunas obras que fueron llevadas a la dimensión del cortometraje, una operación creativa que lejos de restituir la dimensión teatral, tomaba la obra como argumento base para realizaciones totalmente independientes de la dimensión escénica.

Tal es el caso de La Cantante Calva, corto de seis minutos realizado en 1965 por Claudio Di Girolamo, que sintetiza aspectos de la obra de Ionesco a partir de las rutinas de dos hombres de clase acomodada (Nissin Sharim y Jaime Celedón) quienes parecen estar a merced de las veleidades de una noción temporal que va cambiando permanentemente. La película se organiza a partir de montaje paralelo que relaciona y sitúa en un mismo orden al pasajero de un tren y a un hombre que pasea por los jardines exteriores de su casa. La imagen del reloj que opera a su propia voluntad, y que el relato enfatiza permanentemente, sintetiza también la pérdida del sentido de realidad y pareciera, hacia el final, instaurar el peso de la banalidad en las preocupaciones irrelevantes de sus protagonistas.



Los años de la Escuela de Artes de la Comunicación

En el período de la EAC la interrelación entre cine, teatro y televisión se entendía como un mecanismo dinámico en donde se esperaba que fuese la dimensión teatral -que en la Universidad Católica tenía un relevante desarrollo institucional desde mediados de los años cuarenta-, la que pudiese entregar herramientas dramáticas a las otras dos áreas. Cine y, especialmente, televisión, se entendían a fines de los sesenta en Chile como los medios que se impondrían en la cultura popular y que requerían del aporte artístico y cultural proveniente del arte dramático.

Para fortalecer esa interrelación, el antiguo Teatro de Ensayo creado por Eugenio Dittborn -que operaba en la sala Camilo Henríquez con cierta independencia de la universidad-, desaparece como tal al integrarse a la EAC y desde entonces su presencia en la Escuela se hace tangible como Centro de Teatro a partir de distintas entidades formativas que reemplazan al inicial Taller de Experimentación Teatral y que devienen en permanente transformación hasta la disolución de la EAC en 1977.

La nueva estructura orgánica permitió a los estudiantes de actuación ingresar en un estatus académico distinto, similar al del resto de la universidad, es decir, con título universitario (en dirección o actuación) y con un semestre de cursos compartidos con el resto de los estudiantes de la Escuela.

En un primer tiempo la formación dramática apunta en igual proporción a indagar en las posibilidades del lenguaje sin descartar por ello una eficacia y la transparencia comunicativa. En esa consigna se alienta la creación de obras de carácter colectivo, impulso que se detiene inmediatamente después del golpe de Estado. Desde entonces la actividad creativa se reorienta casi exclusivamente al montaje de autores clásicos como La Vida es Sueño, de Calderón de la Barca; Arauco Domado, de Lope de Vega; El Burgués Gentilhombre, de Molière, y El Burlador de Sevilla y Convidado de Piedra, de Tirso de Molina, entre otros, en un ciclo de estrenos que se extendió desde 1975 -año en que debuta la sala de Jorge Washington-, hasta 1979.

Obras audiovisuales

Durante estos años la EAC produjo una serie de piezas que en conjunto dan cuenta de los desarrollos interdisciplinarios y también de los énfasis y orientaciones con que el área de teatro se plantea hacia el público. Registros de obras y clips para difusión televisiva fueron los más recurrentes.

En el caso de La Ópera de Tres Centavos Cristián Lorca registra la preparación del montaje de la obra de Bertolt Brech y Kurt Weil realizada por los estudiantes de teatro. El trabajo se organiza a partir de breves imágenes que sintetizan las labores previas de maquillaje y vestuario y, a continuación, las definiciones gestuales de sus personajes.

El cortometraje define aspectos de puesta en escena que serán persistentes en las obras de estos primeros años, como un montaje hiperfragmentado y una estilización en los elementos visuales que, en algunos casos, se reducen a unas cuantas estructuras de bambú con los que el espacio inmediato de la acción se separa del fondo oscuro.

A pesar de la inevitable condensación expresiva, el conjunto adquiere sentido orgánico gracias a las letras de las canciones que sirven de fondo, al punto que es posible advertir en las imágenes una idea de progresión que funciona como síntesis de la obra teatral y de sus características.

Entre los clips de difusión, La Gotera del Comedor -trabajo de menos de un minuto y sin autor acreditado-, correspondió a las estrategias de difusión de una de las dos obras de autores extranjeros que se montaron en 1972 en el teatro Camilo Henríquez, en este caso del dramaturgo rumano nacionalizado uruguayo Jacobo Langsner (el mismo autor de Esperando la Carroza). Este clip realizado para su exhibición televisiva se propone esencialmente dar cuenta de manera directa de quiénes son los personajes principales de la obra (Anita Reeves, Héctor Noguera y Jaime Vadell, entre otros), entregar los datos esenciales de sala y fecha estreno.

Diario El Mercurio 30 de junio de 1972

La esencialidad comunicativa será la característica de obras parecidas a ésta y similar funcionalidad puede encontrarse en el clip de Almas Perdidas que promovía la adaptación del texto de Antonio Acevedo Hernández, precursor del teatro social chileno, estrenado en septiembre de 1973 en la sala de Amunátegui 31 con Mario Montilles y Ramón Núñez en los papeles principales, y bajo la dirección de Gustavo Meza.

Diario El Mercurio, 7 de septiembre de 1973

La orientación hacia la dramaturgia clásica luego del golpe de Estado modificó también la factura de los trabajos de difusión de la EAC. La estética estilizada, que parecía romper con cierta tradición realista del teatro clásico, da pie a realizaciones en exterior que buscan recrear con mayor fidelidad al espíritu original de la obra, desarrollar sus circunstancias argumentales y realzar su dimensión de espectáculo.

Las producciones hechas para la difusión televisiva de Arauco Domado, El Burgués Gentilhombre -estreno y reestreno-, El burlador de Sevilla, y La Vida es sueño, poseen recursos visiblemente mayores en ambientación escenográfica, vestuario y una narración más elaborada que busca una llegada a públicos masivos. Las obras elegidas para esta serie de estrenos formaban parte, además, de los programas de estudio de la educación secundaria, convergencia que aumentó ostensiblemente la asistencia de jóvenes a las funciones en el Teatro de la Universidad Católica.

Diario El Mercurio, 22 de julio de 1977
Spot del estreno de El Burgués gentilhombre
Spot del reestreno de El Burgués gentilhombre
La Segunda, 2 de enero de 1976
Spot del estreno de El burlador de Sevilla
Diario La Segunda, 13 de septiembre de 1976
Diario El Mercurio, 20 de agosto de 1976
Spot del estreno de La vida es sueño

Un hito importante en este período es el convenio que la EAC realiza en 1975 con el Consejo Nacional de Televisión para la transmisión de 12 obras realizadas por dramaturgos chilenos, principalmente entre 1950 y 1960, para un espacio llamado Teleteatro del Mes. El foco fue esencialmente la difusión de la cultura nacional y para ello se eligieron creaciones que habían gozado de éxito de público, como La Pérgola de las Flores, de Isidora Aguirre; Las Moscas sobre el Mármol, de Luis Alberto Heiremans; Fuerte Bulnes, de María Asunción Requena, y Ánimas de Día Claro, de Alejandro Sieveking, entre otras. La mayoría de ellas fueron finalmente rechazadas para su emisión televisiva -salvo Fuerte Bulnes– por los cuestionamientos de la Dictadura hacia algunos de los actores que la participaron en ellas.

Hacia el último año de la EAC, el estudiante Mauricio Pesutic realiza Confesiones, trabajo de observación en donde cuatro estudiantes vinculados al Taller de Investigación Teatral (entre ellas Malucha Pinto, Miriam Palacios y Loreto Valenzuela) escenifican breves diálogos elaborados a partir del registro del trabajo de las arpilleras de la Vicaría de la Solidaridad. Son diálogos construidos por no más de tres o cuatro frases en donde se sintetizan las condiciones afectivas, sociales y laborales de ese grupo de mujeres.

La puesta en escena aísla a los personajes en un fondo negro, respetando la oscuridad funcional de una sala de ensayo y sustrayéndola de cualquiera referencia realista. Son diálogos que operan como ideas flotantes, sin constituir necesariamente una continuidad y algunos de ellos funcionan como aforismos, como frases cerradas en su sentido único y categórico. A través de esos diálogos se cuela la ternura, la compasión, la complicidad y la solidaridad como atributos unidos a la condición colaborativa y estrecha que implica para los cuatro personajes la elaboración de las arpilleras. Este trabajo de observación fue el antecedente que permitió la creación de una de las obras claves del teatro chileno del período, Tres Marías y Una Rosa, de David Benavente, estrenada en julio de 1979 y con un elenco integrado por varias de las actrices que formaron parte de esta aproximación preliminar.

Confesiones fue un trabajo terminal que en cierto modo resumía la experiencia de creación colectiva que se había desarrollado en los primeros años, una suerte de proyecto de resistencia que surgió a contracorriente en los últimos instantes de existencia de la EAC.

Confesiones
Proyecto financiado por el Fondo de Fomento Audiovisual, convocatoria 2020.

Proyecto de investigación realizado por las académicas Susana Foxley, Ximena Vergara y Carolina Urrutia, durante los años 2020 y 2021.